jueves, febrero 15, 2007

Nuevamente, pasé por este rinconcito y pensé en dejar unas cuantas historias más. Algunas reflejan la vida, en otras, la vida se refleja.

Un abrazo grande.

Cronopio Azul.

Un agónico lunes se pierde
en un reloj.


Yo, sentado en un espacio
sin lugar definido, te
espero.
Vos pasás y no me ves.
Y caminás... y te alejás.


Un agónico lunes se pierde
en un reloj.
La tarde se desvanece,
y yo apago el Sol.


Mario A. Santos

Te hablé,
y tú callaste.
Te llamé,
y tú callaste.
Te miré,
y tú callaste.
Te amé,
y tú callaste.
Te amé,
y tú callaste.
Te amé,
y tú callaste.


Hoy yo callo
y tú hablas.
¿Por qué?


Mario A. Santos

Infeliz espera que me cuelga de un hilo
sin saber si tus labios dirán sí o no.
Con la seguridad guardada en algún lugar
que no recuerdo dónde quedó.

Sabes que te quiero y juegas
con mi corazón.
Sabes que te adoro y vuelas
en torno a mi amor.


Un signo, una señal espero del cielo
y sigue sin llegar. O tal vez se demora.
Mi pecho no soporta mis latidos.
Los días ya no existen. Las noches quedan solas.

¿Qué dirás? ¿Qué haré?


Ya no calles
Háblame.


Mario A. Santos

Háblame...
Esta noche es la noche de los tiempos
y en soledades oscuras yo me encuentro
sin saber por qué.


Mírame...
Verde selva son mis ojos ya dormidos
y en un fondo de visiones escondido
estoy yo.


Créeme...
Soy la llama de una vela derretida.
Soy el humo de una llama extinguida,
que ahora pertenece al viento.


Escúchame...
Mi voz se está esfumando.
Mis palabras, callando.
Soy solo silencio...


Olvídame...
Olvídame...
Olvídame...


Mañana, al despertar, descubrirás
que fui solo otro sueño
que tu mente creó.
Y luego a mí volverás
y seré nuevamente
en el mundo que soñaras.


Mario A. Santos

Dime mi niña:
¿qué ocultas en tu mirada?
Acaso azules de luna.
Acaso punzones de plata.
¿Qué escondes cuando en las noches
cierras tus ojos de lágrimas?
Acaso silencios eternos.
Acaso los cielos de agua.
Dime mi niña:
¿qué ocultas en tu mirada?

Mario A. Santos