martes, agosto 23, 2005

El agua, esa confusión de gases inertes
que antes me daban la vida y hoy me la quitan
en profundidades abismales, oscuras y perdidas.
Giro en la humedad mientras mis pies no rozan
aquellos riscos formados con corales
que esta noche se hacen espirales.
Girar infinitamente, lentamente, indefinidamente.
Llegar hasta la base. Tocar el fondo.
Palpar aquel lodo que se vuela,
entre nubes de medusas y de estrellas.
Nadar entre dos peces de colores
que encandilan el verdor de mis ojos,
y me llevan desde un mundo hasta otro.
La naturaleza que hoy se muere a mi lado
me atrapa y me tiende a su costado.
Dejo el cuerpo
en la tierra,
para ser hecho en corales
una piedra.

Mario A. Santos

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