lunes, noviembre 06, 2006

El tiempo pasa, la vida pasa, las historias pasan...

El ruido y el silencio se encargan de hacer olvidar. Renacer otra vez. Ver el sol brillando allá arriba y sentir nuevamente el aire golpeando la cara y la lluvia mojándote... A veces, la vida se pone linda. Hoy, es más aún.

Gracias por esperar. Acá van cinco más.

Un abrazo grande.

Mario.

Llega el punto en que una luz
apagada nos separa del aire
y retorcido entre una sábana
con olores de mar y cielo
no puedo cerrar mis ojos
y caigo en tu pensamiento
de frío y silencio.

Mario A. Santos

Hoy te recuerdo con la claridad
de la nieve que en las noches
de verano cubre los techos de las calles.

Eras rubia o morena.
Eras agua o eras tierra.
Te reías o llorabas.
Te acercabas o alejabas.


Hoy te olvido con la oscuridad
de los soles que en los días
de invierno se tapan con los suelos de los cielos.

Mario A. Santos

Recordarte...
Tu voz, tus manos, tus ojos.
Tu sonrisa que era cómplice
de mi mirada.
El tiempo que éramos libres
y los sueños nos rodeaban.
Volar por el azul.
De la tierra despegar.
Enseñarte a hablar
con el viento
y a los árboles
escuchar.
Recordarte...
Lo hermoso que fue amarte.
En mis brazos cobijarte
es un sueño del ayer.
Verte cada día
de otra mano cada día
cuando fui yo quien te dejó ir...


Mario A. Santos

Dios, ¿y ahora qué va a pasar?
Tus manos palparon mis palabras
y temblaron al sentirlas.
Tu corazón latió nuevamente.
Tu vida revivió.
Si, temblaste al escucharme
y lloraste al leerme.
Ahora estoy en tus manos
y tienes la posibilidad de cerrarme,
de olvidarme,
de olvidarte...
¿Olvidar, cómo?
Si el tiempo en que te tuve
pude pararme sobre la luna.
Si el tiempo en que me tuviste
te hice olvidar del sol.
¿Y ahora qué va a pasar?
Nuestros caminos
siguieron nortes diferentes,
y al final del camino
nos volvemos a encontrar.

- ¿Me amas?
- Como no te puedes imaginar
- ¿Me amas?
- Yo nunca te pude olvidar.


Y el cielo fue testigo
del arte de amar.

Mario A. Santos

Vendrá la noche
con su carga de sombras y fantasmas.
Será la oscuridad
la que envuelva mi alma.


Vendrán aquellos sueños
que en miedos dejarán a mi cuerpo.
Será la soledad
quien estará en mi lecho.


Mis manos buscarán
tus labios, tus senos, tus cabellos.
Mi voz te llamar
y solo oirá su eco.


Será la oscuridad
fría, y yo solo.
Vendrá la muerte
y tendrá de tus ojos.


Mario A. Santos