viernes, octubre 14, 2005

Someterse a los rituales estúpidos
de la social agrupación humana
que rigen las normas de conducta
y acción de cada persona.
¡Obedece! ¡Haz esto!
¡Haz eso! ¡Haz aquello!
Mierda, ¿por qué?

La última bala
penetró en el último consciente.
Estoy solo.
Hoy conocí lo que significa sonreír.


Anoche, una placa de mármol
cubrió mi última cama.


Mario A. Santos

Alzo mis ojos
para abarcar el cielo
que se cierra sobre mí.
Conozco que mi destino
no está escrito
y que mi rumbo
no está trazado.
Camino hacia allá,
solo siguiendo
el paso de las estrellas
y del sol,
que para muchos
gira en un solo sentido
y que para mí
es tan variable como el viento.

No me dirijo
a ningún lugar en especial,
y vengo de donde
no puedo recordar.
Nací donde mi alma
quiso, el día que quiso,
y moriré donde ella
quiera y cuando quiera.
Ese día me uniré
a los cuatro elementos
y seré tan puro
que la esencia me dará
su nombre.
Y seré música
y seré papel
y seré guitarra
y seré tinta
y seré ese ser
que pisó un planeta
de un sistema
de una galaxia
de un universo
que siempre estuvo
en su interior
y que se aleja
y se pierde en el tiempo
del allá y del aquí
y del ahora y del ayer.

Me voy tan lejos
que ni el tiempo
ni el espacio
ni ninguna dimensión
me recordarán.


- ¿Te marchas?
- Si pudieras entender que mi vida
se dirige por sí misma...
Si pudieras entender que mi tiempo no se cuenta en un reloj...
- ¿Te marchas?



Y solo digo adiós.




Mario A. Santos

Frío. Cuchillos de acero que
han desvestido este corazón
que late en mí.

Dolor. La piel viva que
desgarra los dolores del
parto de un amor.

Tú. La fría lejanía de
tu ser que pinta de sombras
verdes a mis ojos.

Yo. La soledad pesada
de soles grises que
colorean sin colores
los sonidos de mi alma.

- No me dejes...
- Volveré.

Mario A. Santos

Otra vez la génesis
de la agonía sin fin.
El dolor amargo
del sufrimiento de
la piel viva que grita
desde el fondo
de mi pecho.
La asquerosa melancolía
que roba lunas a mis noches
y soles a mis días.
El sueño que
se corta sin motivos.
La vida que se ha muerto.
El llanto sin sentido.
El llanto...
¿Por qué?
Tú...
Te has ido.

Mario A. Santos

LA ESTRELLA Y EL COMETA

- ¿Podré volar contigo? – preguntó la Estrella.
- Solo si lo deseas- contestó el Cometa.
- Sí, lo deseo. ¿Qué tengo que hacer? - dijo la Estrella.
- Desátate las cuerdas - ordenó el Cometa.
- Si me suelto... caeré - fueron palabras de duda.
- Y yo, ¿qué estoy haciendo? - trató de abrir sus
ojos.
- ¿Estás cayendo? - interrogó extrañada.
- Mi niña, volar es eso - concluyó el Cometa
mientras seguía su rumbo
entre cielos de planetas.

Mario A. Santos

Luego de tanto tiempo...

Para ser honesto, no llegué nunca a pensar que tendría tantas visitas interesantes. A todos, muchas gracias por los comentarios y, especialmente, por la paciencia.

A decir verdad, he tenido algunos asuntos que terminar (muchos, muchos, muchos y un poquito más) y no pude refrescar este sitio, pero acá van algunos versos que alguna vez se cayeron en algún papel.

Saludos a todos.

Cronopio Azul