martes, agosto 23, 2005

LA BREVE HISTORIA DE UN AMOR NACIDO ENTRE
UNA ROCA Y UN CORAL, AMPARADOS POR LA
SUAVE CADENCIA DE LA MAREA ALTA

- ¿Hasta cuándo me amarás? - preguntó la Roca
al Coral.
- Te amaré hasta que un ola me arranque de tu cuerpo - contestó
el Coral con su voz apagada de agua.
- ¿Sabes tú cuándo será?
- Pasará cuando La Luna se separe de El Mar.
- ¿Cuándo sucederá?
- No lo sé... hoy... mañana... nunca quizás.

El Sol se casó con La Luna y nacieron mil estrellas.
El Coral nunca volvió, y la Roca se hizo arena.

Mario A. Santos

Mi mente desesperada corre
por un laberinto de colores psicodélicos.
Mi mano toca una pared y ahora
vivo en un universo acromático
donde lo blanco se funde con lo negro

¡Despierta!... ¿Despierto?

Fue acaso esto un sueño
o era la realidad.
Mis ojos siempre estuvieron abiertos
o, al menos,
eso creo.

Mario A. Santos

Con una impaciente paciencia
busco lo que he encontrado
en esta clara oscuridad
lo que recuerdo haber olvidado.

Mario A. Santos

Crecerá en la tarde mi voz
como un grito sin paz.
Rasgaré los suelos de ser
luna sin piel
llanto sin mar.
Más seré semilla al tocar
la flor del ayer
que me hace temblar.
Viviré en recuerdos de pan
dorados con hiel
de tanto amar.
Soñaré con lagos de sal
que siguen allí,
en la oscuridad,
rasguño y verdad.
Y en el frío que rompe tu ser
ese espanto de hielo y dolor,
seguiré guiando una luz,
partiendo las sombras
del atardecer.
Volaré entre karma y cristal
libre al creer que tocarás
este cielo que es solo carbón,
ahora que se cierra el sol.
Y la plata que empieza a asomar
sus copos de cal
en la inmensidad
de este invierno que quiere amparar
con su manto a mi voz,
se verá angustiada al saber
que dejaré
en el viento un eco y olor a soledad.
Que sangrando el alma
se irá, sin un adiós, que partirá.
Y el Astro Menor llorará
gotas de miel
en mis huellas.
Solitario el camino se ve.
A lo lejos, la paz.
Con el paso firme me voy,
quiero nunca parar.
Y grabado en olvido seré.
Nunca mirar
en el ayer.
Y tus ojos de verde selva
no, ya no me verán,
y serán dos cascadas
que al fin
podrán llorar.
Ese llanto fundido estará
en la noche, en cada rincón
pues mi nombre a fuego grabé
en tus montes,
en tu piel.
Una voz que agoniza saldrá
desde cada piedra.
Y en el aire
flotando estará,
mentira y pavor,
mi sangre y verdad
Oscura esta noche será,
y el frío va a envolver
a mi mente que quiere matar
a este dolor,
a mi vida.
Y podré volver al allá,
al más allá,
dejando las tinieblas atrás,
a mi espalda.
El mañana en mí no dará
con las luces su sol.
Yo mañana seré solo tu
fin del temor,
cuerpo... arena.
Mis brazos al cielo alzaré
clamando por vencer
a la niebla que rodéame.
Y llegaré, sí, llegaré
al fin.

Mario A. Santos

¿Qué paso? ¿Qué sigue ahora?
No me importa ya la prisa o la demora.
Si sigo esta vereda o aquella otra.
Si mi vida vagabunda está sola.

¿Qué pasó? ¿Qué viene ahora?
Cuando todo lo que tuve se ha muerto
y hoy mi mundo no es más que un desierto,
que a mi alma con un golpe ha deshecho.

¿Qué pasó? ¿Qué hago ahora?
Si por donde yo muevo solo hay sombras,
y las tumbas de ilusiones se acomodan
entre rosas y espinas que me cortan.

¿Qué pasó? ¿Qué digo ahora?
Si mi boca enmudecida ya no canta,
y mis manos ya no escriben que te aman
mas mi corazón herido hoy te llama.

¿Qué pasó? ¿Qué sueño ahora?
Desperté de un sopor dulce y descubro
que todo lo que yo hago es un discurso
de una realidad ficticia y sin uso.

¿Qué pasó? ¿Qué me sostiene ahora?
El castillo de cristal se vino abajo,
y una brisa de agua fresca hoy me trajo
el recuerdo de un sentir que yo rescato.

¿Qué pasó? ¿Qué vivo ahora?
La tristeza y la amargura me agobian.
La alegría y la dulzura ya me odian.
La ternura es una barco que zozobra.

¿Qué pasó? ¿Dónde estoy ahora?
Cuando el cielo pude tocar con mis manos,
y de arena hoy me siento solo un grano,
en la playa donde soñar es en vano.

¿Qué pasó? ¿Qué soy ahora?
Soy tan solo la sombra de un recuerdo
que tiende a desvanecerse con el tiempo
y a esfumarse con el viento en un sueño.

¿Qué pasó? ¿Me mataste o me maté?

Mario A. Santos

El agua, esa confusión de gases inertes
que antes me daban la vida y hoy me la quitan
en profundidades abismales, oscuras y perdidas.
Giro en la humedad mientras mis pies no rozan
aquellos riscos formados con corales
que esta noche se hacen espirales.
Girar infinitamente, lentamente, indefinidamente.
Llegar hasta la base. Tocar el fondo.
Palpar aquel lodo que se vuela,
entre nubes de medusas y de estrellas.
Nadar entre dos peces de colores
que encandilan el verdor de mis ojos,
y me llevan desde un mundo hasta otro.
La naturaleza que hoy se muere a mi lado
me atrapa y me tiende a su costado.
Dejo el cuerpo
en la tierra,
para ser hecho en corales
una piedra.

Mario A. Santos

Desde el tiempo de los mares.
Tan antiguo como el viento.
Desde que los soles nacen
y existe el silencio.

Tan profundo como el agua.
Tan rebelde como el fuego.
Transparente como el alma.
Tan extenso como el cielo.

Como fuerte es una roca,
y tan alto es un vuelo.
Con fidelidad de sombra.
Como grandes son los sueños.
Como el bello horizonte
que reposa a lo lejos.
Tanto
como el verde de los montes
y los azules del cielo...

Te quiero.

Mario A. Santos

¿Y ahora vuelves?
Cuando de ese amor que por ti sentí
no quedan más que cenizas.
Cuando la pasión ya no existe
y aquel huracán es tan solo brisa.

Dime, ¿cómo te atreves?
A mirarme a los ojos y decirme un lo siento.
A pedir que volvamos a ese sentimiento,
cuando tú me dijiste que te ibas sin regreso.

¿Por qué? ¿Por qué haces esto?
Es que acaso sentiste lo que era el frío
de las noches de luna.
O, es que acaso tan solo tratabas de matarme
y perderme en la bruma.

No... y sal de mi mente.
El daño está hecho.
Por favor no regreses.

Mario A. Santos

lunes, agosto 22, 2005

A Fernando - http://razonatea.blogspot.com/

Creo que el nombre de su blog lo dice todo.

Interesante será, cuando estando "del otro lado", nos encontremos para discutir sobre este asunto. Probablemente, el café será diferente. Probablemente, el lugar será más etéreo. Probablemente, la piel ya no exista. Pero vos y yo, tendremos una conversación como las que solíamos tener.

Pruebas... en este mundo material las pruebas son imprescindibles para que la mente, a través de sus extraños procesos, pueda entender. Sin embargo, en el mundo espiritual, la "fe es la que te salva". La fe no necesita pruebas materiales. La fe no necesita una comprobación matemática. La fe no necesita que un fenómeno pueda ser replicado varias veces en un laboratorio para darlo por verídico; para creerlo.

Entre otros, el miedo, el dolor, la incertidumbre, la soledad (aunque rodeado por un mundo de humanos), hacen que las personas muchas veces se pregunten "qué está pasando". Lo interesante en sí, no es la pregunta, sino la respuesta, misma que puede "encontrarse", "aparecer", "razonarse", "ser dada desde el más allá", "ser proporcionada por el más acá". A lo interesante de esa respuesta, me atrevería a sumarle algo mucho más llamativo: el ser que la formula y las circunstancias en las que se encuentra.

Es hermoso caminar por esta vida y encontrarse en cada esquina con una forma viviente diferente. Es hermoso descubrir que en las diferentes posturas hay una luz de verdad.

En cuanto a los dogmas, poco se puede pedir para comprobar el hecho en el que se sustentan. Ateismo, cristianismo, budismo, aleluyismo (término con el que se puede identificar a todas esas líneas del pensamiento que se juntan en un templo para decir "aleluya"), egocentrismo... en fin, caminos todos para llegar a una misma meta. Vos la llamarás Muerte o Desaparición. Yo la llamaré Vida Eterna o Dios. Otro la llamará Misterio.

El camino te espera largo todavía por ser recorrido. Al final, al otro lado, el café lo invito yo.

Yo soy el peor de tus miedos.
Te acecho en la oscuridad
espiando cada uno de tus movimientos..
Si te descuidas
caeré sobre ti
como la sombra
en la noche.
Si miras hacia atrás
llegaré a ti por adelante.
Y te vigilo...
Me escucho en tus palabras.
Miro por tus ojos.
Siento por tu piel...

... De repente
te tengo frente a mí.
Te busqué...
Te encontré...

El espejo me devolvió
el reflejo despreciable
de un hombre que
se escucha en mis palabras.
Mira por mis ojos.
Siente por mi piel.

Y siento miedo.

Mario A. Santos

El silencio del aire.
El hueco del espacio.
El fin del tiempo.

El cielo se abrió
como estaba escrito.
El tiempo ya no pasa.

Mario A. Santos

Desapareces. Te transformas en oro
y en la noche,
la plata ocupa tu lugar.
Desapareces.

Mario A. Santos

Nacer…
El descubrir la materialidad
del mundo humano.
Dejar el alma
y ser cuerpo.
Fin del pozo,
comienzo la larga agonía.

Mario A. Santos

Dejarse envolver por los hilos de la irracionalidad
para descubrir que la sociedad
es una bastarda creación de la mente
social y particular de la cual mi mente
se escapa para dejarse envolver
por los irracionales hilos de la pura verdad.

Mario A. Santos

Agua sin fin que
se desliza desde el abismo
del cielo para descansar
sobre la tierra que se
incrusta en la mente
para olvidar sus recuerdos
tiñéndolos de rojo
y uva. El vino embriaga
mis ojo y la eternidad
cabe en mis pupilas
mientras mis bolsillos
sostienen a mis manos
y el asfalto se escapa
por debajo de mis pies.

Te sueño pero mis ojos
tratan de borrarte.
Te amo pero tu distancia
trata de olvidarte.

Borracho de soledad
te vomité en un callejón
perdido y luego
la lluvia lavó todo rastro
de vos.

Mario A. Santos